El niño salvaje

Trolear o no trolear... he ahí el dilema. ¿Y qué puede ser más levantado para el espíritu? ¿Poner la otra mejilla cuando se recibe una bofetada, o contestar al abusivo con un puñetazo de la misma proporción del que se recibió? Quizá resulte mejor engañar al enemigo, sentarse a llorar para su beneplácito, para que se confíe y entonces, aprovechar el momento propicio para darle una buena puñalada por la espalda...

martes, 16 de febrero de 2016

Este es un caso C herrado. Así, con hache






Publicado por Adriana Salas Hernández en 20:32 No hay comentarios:
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Etiquetas: redes sociales, tribunales, trolear
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