Dos trolls
que se encuentran en una web, se identifican y siempre estarán unidos. ¿A qué
otra conclusión es posible llegar después de todo lo que ha pasado con Jauriume Borlote Merolico? Ahora voy entendiendo
por qué me bloqueó precisamente cuando le dije que es un enfermo alcohólico. Y
por lo que he leído en el artículo que enlazo, creo
que estuve en lo cierto cuando sentí como si tuviera grilletes.
El gachupín debe
creer que ni la tierra lo merece. Después de todo, no cualquiera tiene un troll
particular, que es en lo que me he convertido. Ahora entiendo, también, por qué
en el grupo facebookero donde lo conocí se
tardaron casi un año en echarlo. Probablemente haya que reconocer la labor que
hizo para que el foro destacara. Pero esto también implica algo muy triste: al
troll no se le aprecia; es tolerado mientras es útil.
Un par de
trolls que se han reconocido, se identifican y conversan animadamente. Las
dentelladas, al ser virtuales, alcanzan dimensiones de confidencias. Eso me
explica que en el tiempo en que estuvo agregado como amigo, entrara a hacer
comentarios en las publicaciones donde percibía que iba yo a molestarme.
Entonces ya
veo a qué obedeció su idea de publicar en la web que la policía de Barcelona le
requisó su guitarra; lo que no dijo fue la zacapela que armó media hora antes
de que llegaran los guardias, avisados por las mismas personas que agredió. Aunque
la calle sea de todos, hay un orden que se va estableciendo por los que han
llegado a colocarse antes que uno. Todos aquellos que desempeñamos nuestro
oficio en la vía pública sabemos eso. El que atropella en la web, lo hace también
en los lugares donde se mueve.
La campaña y ofrecerle el dominio de la página que ahora se llama Tratado de Bufología, fueron los dos intentos serios que hice de terminar la guerra. Me queda claro que rechazó porque si se acaba el pleito, se queda sin oficio. Si lo dejo de trolear, puede ser que hasta me desbloquee para investigar si no me sucedió algo. O igual se casa con la María, o admite públicamente que dije la verdad acerca de él.
La campaña y ofrecerle el dominio de la página que ahora se llama Tratado de Bufología, fueron los dos intentos serios que hice de terminar la guerra. Me queda claro que rechazó porque si se acaba el pleito, se queda sin oficio. Si lo dejo de trolear, puede ser que hasta me desbloquee para investigar si no me sucedió algo. O igual se casa con la María, o admite públicamente que dije la verdad acerca de él.
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