jueves, 16 de enero de 2014

Aventuras de Locolás Licantropías

Cuando dejé el ejército, comencé a trabajar de taxista. Mis primeros clientes fueron Santa María Arrastrada, Mi Cachuchita la Hue K y Jauriume Borlote Merolico. Pidieron un taxi a la salida de un bar. En la marquesina se leía: Chorrogésimo Aniversario de Espiritualidad Tergiversal.

La verdad es que los tres estaban bien colocados, así que cuando entraron en el coche, al momento de encender el motor, lo apagué y dije: "Llegamos". Santa María Arrastrada me pagó, Mi Cachuchita me dio las gracias, pero el Jauriume, ¡casi me arranca la cabeza de la ostia que me dio!

Me sorprendí, pensé que se había dado cuenta del engaño, así que le pregunté:
-¿Por qué me ha pegao?
-¡P'a que no corras tanto, hijoputa, que casi nos matamos!



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