jueves, 30 de enero de 2014

Gerontofobias y filias

Hubo una vez, en el reino feisbuquero de Rafapalandia, un no tan joven, ni tan apuesto gañán. En realidad era el clon más gacho de Orlando el Furioso. Se había ganado a pulso que le dijeran Jauriume Borlote Merolico por los zafarranchos que armaba todos los días. Fue desterrado debido a que se las daba de garañón y quiso arrear hasta con el administrador. 

Vagó por todos los confines de la web y un día, llegó al palacio de la Condesa de Chilangolandia. Ahí tuvo lugar el gran derrame de bilis. Pintó las murallas del castillo con grafitis de todos colores y expresiones, hasta que la señora de la casa, aburrida, lo quitó de su lista de amistades.

Tiempo después, volvieron a agregarse, pero entonces, la Condesa vio con qué saña Jauriume achantaba a la gente de otros países. Comenzó a telegrafiar a los contrincantes y enseñarles los puntos débiles de aquel grandísimo troll. Desde entonces están en guerra, la Condesa lo ha descobijado más de una vez y colorín colorado, que este cuento no ha acabado.



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